La estética de Airblade es más bien rodadora, pero sobre el terreno pudimos comprobar que además de su excelente comportamiento en llano, la rigidez que nos trasmite la parte trasera hace que cuando la carretera se empina sientas que la bicicleta avanza con facilidad sin desperdiciar ni un solo watio de los que aplicamos a los pedales.
En resumen, podemos decir que Hexágono ha encontrado con este modelo el punto optimo entre rigidez, aerodinámica y confort.